Por Agustina Bordigoni
Fran Kerlyn De La Cruz salió de Santo Domingo Norte, República Dominicana, dos días antes de cumplir 22 años. Allí dejó a sus padres y hermanos. En 2010, cuando llegó a la Argentina, decidió instalarse en Río Gallegos. Y, aunque la mayoría de los amigos y conocidos dominicanos por los que había decidido emigrar se fueron a otros países, él decidió quedarse.
“Llegué solo, pero desde el principio me gustó mucho la gente, el trato y la calidez con la que me recibieron”, cuenta. “Me integré rápidamente, hice nuevos amigos y comencé a involucrarme tanto en el ámbito comunicacional como en el ambiente nocturno. Fue justamente en ese ambiente nocturno donde tuve mis primeros encuentros con el mundo DJ. Me fascinaba ver cómo la música podía conectar a las personas, cambiarles el ánimo y crear momentos únicos. Esa experiencia me despertó una curiosidad y una pasión que con el tiempo se convertirían en mi camino profesional”, agrega.
En República Dominicana había empezado a estudiar locución, cuyos conocimientos pudo aplicar en dos programas de radio: Caribbean Music y Universo Caribe. Tal vez por las similitudes con algunos ritmos argentinos –o por la novedad– sus iniciativas tuvieron mucho éxito. “En el sur tuve la oportunidad de vincularme con los medios: empecé participando en una radio online, hasta que surgió la posibilidad de tener un espacio en una nueva emisora. Preparé un demo, lo envié y aprobaron mi propuesta. Mi programa se llamaba Caribbean Music y se emitía los sábados, con un formato dedicado a los ritmos caribeños —salsa y bachata—. En ese momento, en la ciudad ya se empezaba a sentir el interés por esos ritmos, con la aparición de nuevas escuelas de baile, y el programa contribuyó al crecimiento de ese movimiento”.




Universo Caribe empezó a emitirse un tiempo después y de lunes a viernes. “Luego me trasladé a la Ciudad de Buenos Aires, donde también trabajé en radio y continué desarrollando mi camino en el entretenimiento. Fue allí donde tuve la oportunidad de ingresar de lleno al mundo del DJ, al cual pertenezco desde el año 2016”. Desde entonces, explica, “he podido llevar la música caribeña y urbana a distintos espacios, fusionando culturas y compartiendo lo mejor de mis raíces con el público argentino”. Además de emprender, en Argentina se casó con una dominicana y formó una familia. “Son mi mayor orgullo y motivación”, afirma.
Una comunidad numerosa
De acuerdo con el último censo de población (2022), la dominicana es la 14º nacionalidad más importante en Argentina, con un total de 7.817 personas. Según la Encuesta Nacional Migrante (2023) el 56,7% son mujeres y el 43,3% hombres. A estas personas está dedicada principalmente la página “Dominicanos en Argentina”, que Fran creó cuando vivía en Río Gallegos. “Nació como un grupo de Facebook. En ese momento había una cantidad considerable de dominicanos en la zona. Mi intención era conectar con otros compatriotas que se encontraban en distintas provincias del país para reducir distancias y fortalecer los lazos entre nosotros”, asegura.
Poco a poco se fueron sumando más personas. “No solo dominicanos, sino también gente de diferentes nacionalidades y de distintos puntos de la Argentina, especialmente del sur, donde la comunidad extranjera es bastante diversa”.
En Buenos Aires la página pasó al plano de los encuentros presenciales. “Nos reuníamos para compartir, cocinar, escuchar música y disfrutar entre todos. La voz comenzó a correr y la comunidad fue creciendo”.
“A través de la página empecé a difundir noticias de interés para los dominicanos en el país, brindar información sobre trámites y orientación, y compartir contenido cultural y gastronómico de nuestra tierra. También hemos ayudado a localizar personas cuyo paradero era desconocido para sus familias en República Dominicana y, gracias a la credibilidad y el alcance de la comunidad, logramos reunir a varios de ellos”.
Entre las acciones que llevan adelante recuerda especialmente una colecta para una persona que atravesaba problemas de salud. “La experiencia reafirmó la misión de nuestra página: ayudar en la medida de lo posible, acompañar a nuestra gente y mantener vivo el vínculo con nuestra tierra, aun estando lejos. Definitivamente, Dominicanos en Argentina nos hace sentir más cerca del país, porque no solo compartimos información, sino también identidad, cultura y apoyo mutuo”.
Cultura dominicana en Argentina
La presencia de sabores y melodías dominicanas pasó por diferentes etapas, al igual que la migración. “Muchos compatriotas han regresado a República Dominicana o se han ido a otros países, y eso redujo bastante la cantidad de espacios dominicanos donde se disfruta plenamente de nuestra música y gastronomía. Aun así, todavía quedan algunos lugares donde se mantiene viva la esencia. En estos espacios se reúnen dominicanos, argentinos y personas de diferentes nacionalidades que comparten el gusto por la bachata, la salsa, el merengue y, más recientemente, el dembow. Son sitios donde la alegría caribeña sigue presente, tanto en la pista de baile como en los sabores”.
Gracias a la migración dominicana, agregó, se pueden disfrutar platos típicos como “el ‘pica pollo’, una versión muy particular del pollo frito que preparamos de una manera riquísima, generalmente acompañado con tostones (plátanos fritos). También está la famosa ‘bandera dominicana’, que consiste en arroz, pollo o carne guisada con habichuelas (porotos), un plato muy representativo de nuestro país”.
La cultura argentina según los dominicanos
“Definiría a la sociedad argentina como un pueblo noble, trabajador y emocionalmente muy expresivo. En general, los argentinos son personas cálidas, con un gran sentido del humor y una fuerte identidad cultural. Saben recibir y hacer sentir cómodo a quien llega con respeto y ganas de integrarse. En mi caso, desde que llegué, encontré gente buena, que me tendió la mano y me hizo sentir parte de esta tierra”, afirmó.
“Sin embargo, también hay que reconocer que la situación actual es más compleja. En los últimos años, con las dificultades económicas y sociales, han surgido ciertos discursos que apuntan contra los migrantes de distintos países de América Latina. Algunos sectores de la sociedad, aunque minoritarios, han adoptado una actitud más cerrada, marcada por la desconfianza y los prejuicios. A veces se denigra o se menosprecia a los extranjeros, especialmente a los que tienen otro color de piel o vienen de lugares más humildes”.

Pero aclaró que “la mayor parte de los argentinos siguen siendo solidarios, abiertos y respetuosos, y valoran la contribución de los migrantes al país”.
La Encuesta Nacional Migrante reveló que el 47% de las personas encuestadas había experimentado alguna situación de discriminación por su condición de migrante, aunque la mayoría consideró que esos casos no son frecuentes.
Fran concluye en base a su experiencia que Argentina es un país donde conviven dos realidades: “por un lado, una sociedad mayoritariamente empática y amable y, por otro, una minoría que reproduce prejuicios y actitudes discriminatorias”.
Pero, concluyó, “quienes vivimos aquí y amamos esta tierra sabemos que el verdadero espíritu argentino está en la inclusión, en la diversidad y en el valor de compartir entre culturas que se enriquecen mutuamente”.