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Salir de Buenos Aires para dejar de vivir “a las corridas”

Un estudio de la Universidad Abierta Interamericana determinó que casi el 60% de las personas que viven en la capital del país se sienten estresadas y un tanto disgustadas por ese motivo.

Por Agustina Bordigoni

Quienes viajan desde el interior hacia Buenos Aires habrán notado que –si no se toman los recaudos necesarios– el ritmo acelerado de vida puede resultar contagioso. Un estudio de la Universidad Abierta Interamericana determinó que casi el 60% de las personas que viven en la capital del país se sienten estresadas y un tanto disgustadas por ese motivo.

Fue esa una de las razones que impulsó la migración de la familia compuesta por Silvia Funes (40), su esposo Adrián (46) y la hija de ambos, Antonella (13). En febrero de este año decidieron instalarse en La Toma, San Luis, y dejar atrás la rutina que tenían en el barrio Nueva Pompeya. Al menos por ahora: a fin de año planean sentarse a conversar y hacer un balance.

“Decidimos venir, en principio, por la cuestión de la inseguridad que hay en Buenos Aires. Pero también porque no estábamos conectando como familia: allá todo es como muy a las corridas y no nos veíamos nunca”, cuenta Silvia. “Como familia estábamos un poco desunidos”.

La tranquilidad también puede ser contagiosa. “Acá es otro el ritmo de vida, todo es como mucho más relajado. Todavía nos cuesta eso. El hecho de que los negocios cierren al mediodía y no abran hasta la tarde es algo a lo que todavía no terminamos de amoldarnos. Lo que menos costó es adaptarnos a la tranquilidad”.

La familia compuesta por Silvia, Adrián y Antonella llegó a San Luis en febrero de 2025. Foto: gentileza.

El paisaje no resultó extraño: Silvia, Adrián y Antonella viajaban a San Luis todos los años durante las vacaciones. El padre de Silvia nació en la provincia, y desde chica siguió la misma tradición con sus hermanos. “Creo que un pedacito de mi corazón está acá”, explica. Ahora vive la familiaridad como migrante: “acá todos están acostumbrados a saludarse se conozcan o no, y en Buenos Aires no es así”, agrega. “También hay mucha gente en el pueblo que se vino desde Buenos Aires. Gente que ya está viviendo hace rato y gente que está hace poco tiempo como nosotros, a eso lo vemos mucho”.

«Creo que un pedacito de mi corazón está acá»

Para 2026 la familia planea hacer una evaluación de lo transitado hasta acá. Si bien ganaron en tranquilidad, agrega Silvia, el factor económico podría ser uno de los determinantes: “tenemos un emprendimiento, vendemos comida, tanto mi marido como yo tenemos un currículum bastante extenso, estudios y mucha experiencia laboral diversa, pero no hemos conseguido otro empleo por el momento”. Por otro lado, reflexiona, “durante los meses que llevamos, que son muy pocos, mejoramos bastante como familia, estamos más tranquilos, estamos más en paz, aunque quizás todavía tenemos el chip de Buenos Aires: necesitamos tener un poco más de actividad».

Antes de terminar la entrevista, Silvia se anima a anticipar lo que podría pasar 31 de diciembre: «el balance es muy positivo”.

Aldeaglobal 19 octubre, 2025

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