«Me preguntaron ‘¿De dónde sos?’/ y por qué no ríes sinceramente/ Y por qué siempre llevas dos relojes/ y pareces perdido/ Les dije, «Soy de…» / De, no lo sé exactamente/ de un lugar que me confunde y me hace preguntar/ Porque está cerca y porque está lejos, / cada dos días su nombre cambia». (* )
Por Agustina Bordigoni
Los relojes de Maher Bajjour (28) marcan las 10 y las 16. El tiempo de Argentina y Siria convive en sus dos muñecas, como un recuerdo del país que tuvo que abandonar junto con su hermano, Tamer (30), para evitar ingresar obligadamente al ejército de una nación en guerra.
Dejaron su ciudad natal, Homs, el 12 de julio de 2017. Y aunque recuerdan muy bien ese día, el tiempo no se detuvo: Maher era estudiante de Ingeniería Mecánica en Siria, y se convirtió en un gran músico en San Luis. No fue lo único que cambió.
Gracias a una amiga que sabe hablar inglés y le traducía las clases y apuntes, pudo empezar a estudiar la carrera de Producción Musical en la Universidad Nacional de San Luis. Cinco años después se recibió. Su trabajo final fue su primer disco, que presentó en diciembre de 2023. Sus canciones, pensadas y escritas en árabe, “son el resultado de mi experiencia como migrante”, explica en la introducción.

Los hermanos Bajjour comparten una casa en la que el ambiente es el típico de un estudiante universitario. Me reciben con un mate a lo argentino: gracias a una historia migratoria que los precede, en Homs es una costumbre extendida, tanto que Siria es el principal importador de yerba y representa el 50% del total del mercado externo. Pero allí, recuerdan, cada uno usa su recipiente, mientras en la nueva casa de los hermanos Bajjour la infusión se comparte. La tradición convierte el ambiente en uno propicio para compartir también sus historias.
“Lo que extraño de Siria son los momentos y los lugares. Hay muchas cosas que interactúan para convertirse en una memoria, en un recuerdo. Es un resultado de personas, paisajes y comidas que no se pueden separar”, comenta Maher. “También extraño vivir en un lugar que hable mi idioma”, agrega.
Si bien su español es perfecto, asegura que hay cosas que no puede decir: “a veces resulta muy difícil expresar tus ideas en otro idioma que no es el tuyo”.
Y así como las horas conviven en sus relojes, también los pensamientos en idiomas distintos. Maher piensa y habla en español para transmitir sus ideas, pero compone sus canciones en su idioma materno. “Si no, no serían mías”, afirma.
«Extraño vivir en un lugar que hable mi idioma»
Maher Bajjour
Lo que sí considera suyo es el espacio que crearon con su hermano en Argentina. En Siria Maher estudiaba una carrera que no lo convencía del todo, pero era una salida para evitar el ejército por unos años, al menos mientras estuviera cursando la carrera. Después, tarde o temprano, sabía que ese momento llegaría.
Una habitación de la casa está destinada a los instrumentos musicales de Maher y al material de estudio de Tamer. A diferencia de lo que sucede en Argentina, comentan, en Siria el inglés es de enseñanza extendida entre la población. Tamer aprovecha esa ventaja comparativa para perfeccionarse y profesionalizarse desde la enseñanza, y Maher la aplica a para la creación de otro lenguaje universal: la música.

“Muchos chicos elegían cualquier carrera para evitar el servicio militar. La guerra fue muy cruel”, comenta Tamer, que ahora estudia Profesorado de Inglés en el Instituto de Formación Docente Continua. En Siria estaba cursando la carrera de Abogacía, pero ya se vencía el plazo en el que debía integrarse al ejército de todas maneras.
A diferencia de Maher, Tamer no piensa volver. “Lo que viví en Siria fue muy duro”, asegura.
“Migrar te da otra perspectiva. Esa independencia también viene con la toma de decisiones, hay que tomar esa responsabilidad individual”.
Cuando Maher y Tamer tuvieron que empezar ese camino tenían 21 y 24 años.
«Vivir en otro lado, en otro país, te da un poder. Ya dejaste muchas cosas. Pasaste cosas muy fuertes, se pueden enfrentar otros problemas y desafíos. Hay gente que puede tomar el hecho de estar lejos de tu casa y de tu familia como una debilidad, pero para mí es una fortaleza. Ya superamos mucho, lo feo está atrás. Podemos seguir adelante”, afirma Tamer.
“Ahora tengo más confianza en lo que pienso, y la responsabilidad de pensar qué hago”, reflexiona Maher. “Antes siempre había control, implícito, pero había control. No podías hacer algo porque, ¿qué iban a pensar los demás? Pero, ahora, lo que voy a pensar es qué pienso yo de lo de que hago. Esa es una responsabilidad mucho más grande, pero también es libertad«.
«Vivir en otro lado, en otro país, te da un poder. Ya dejaste muchas cosas, superaste mucho».
Tamer Bajjour
«Aquí descubrí que puedo hacer lo que quiero. En Siria siempre hay límites. Tenés que hacer una cosa nada más, y ser bueno en eso. Acá puedo escribir, puedo cantar, puedo tocar piano, dibujar, probar todo, porque ahora tenemos tiempo y no hay nadie que me cuestione. La libertad fue lo más importante que gané en este camino”.
El tiempo es un bien preciado en países en guerra en los que todo es el minuto a minuto y, con suerte, el día a día. Allí no es posible proyectar y el futuro no existe, explican los hermanos Bajjour.
En Argentina el tiempo es todo suyo. Y la música, cargada de particularidades métricas e historia, trasciende cualquier tiempo posible.
Aun cuando se mida en dos relojes.
(* ) Maher Bajjour, fragmento de la canción «Where are you from?»