Por Agustina Bordigoni
“Quisimos escapar de las guerras, pensamos que podríamos construir un mundo mejor. Nos tomó 30 años darnos cuenta de que aquí no somos más que visitantes, transeúntes, de que nunca echaríamos raíces”. La frase podría ser una reflexión sobre la vida, sobre lo efímero de nuestro paso por el mundo. También sobre la migración: la dificultad de echar raíces, el sentirse como extraños en un lugar al que se partió con la esperanza de una vida más prometedora.
Es lo que le dice el capitán William Benteen a un niño (Jo-Jo) cuando le pregunta sobre lo que recuerda de la Tierra, un planeta que él no conoce y que sus padres abandonaron en 1991 para llegar a V9-Gamma. El diálogo es parte del capítulo titulado “El jueves partimos hacia casa” de la cuarta temporada de The Twilight Zone (La Dimensión Desconocida, de 1963), en el que cientos de personas que dejaron su hogar para escapar de los conflictos bélicos encontraron en el lugar de destino un espacio para “sobrevivir” a duras penas.
Mientras tanto los días transcurrían, las familias crecían y la única esperanza era la de volver a casa. “Se acerca la nave, se acerca la nave”, repiten con poca convicción, casi como un ruego, los colonos de ese planeta que participan de un funeral. Probablemente no creen en lo que dicen, aunque lo deseen: Benteen, que tenía 15 años cuando llegó a ese planeta, tomó el rol de líder y los persuadió de hacerlo. Como pudo hacerlo con tantas otras cosas.
Los colonos se habían organizado en una comunidad que seguía las mismas reglas. Las reglas de Benteen, que se pondrían en tela de juicio cuando una nave, por fin, llega a rescatarlos. El choque entre la tradición comunitaria y la autonomía individual remite también a las políticas que funcionan bajo modelos paternalistas, en las que las personas migrantes son pensadas como objeto de protección y desprovistas de toda voluntad.
La serie, famosa por los relatos de ciencia ficción, ofrece una reflexión sobre el desplazamiento y el sentimiento de pertenencia. La historia del pueblo de V9-Gamma recuerda, en definitiva, que la migración no es solamente un movimiento físico, sino también emocional y social.
Que abarca, por tanto, múltiples dimensiones. Algunas todavía desconocidas.