Por Agustina Bordigoni
La película Diamantes Negros (2013) tiene más de una década, pero el tema que trata sigue en agenda: niños y adolescentes de países como Mali o Senegal que llegan a Europa de la mano de agentes falsos con la promesa de jugar en las grandes ligas de fútbol. El resultado, por lo general, es el mismo: son desalojados de los sitios en donde viven y, con suerte, consiguen algún empleo precario. Otros logran regresar a sus lugares de origen, no sin antes reunir el dinero suficiente para pagar grandes multas por permanecer sin permiso en el país.
La cobertura periodística del tema no es tan masiva como el fenómeno: miles de jóvenes son engañados cada año. Según algunas estimaciones de los servicios de extranjería y asociaciones de fútbol de estos países, entre 6.000 y 20.000. Un artículo publicado por Vice News recoge testimonios de familiares que tomaron la decisión de vender todas sus pertenencias para que alguno de sus integrantes pudiera viajar a probar suerte.
“Recibí una llamada pidiéndome una cita por mi hijo, Bouba”, explica a ese medio Cheikhou Ndiaye. Bouba partió desde Dakar, Senegal, rumbo a Portugal. “El hombre me dijo que lo había visto jugar, que era muy bueno y que tenía un futuro brillante. Acepté y vino a mi casa acompañado de otro hombre. Ambos rondaban los 30 años. Parecían refinados. Eran senegaleses, pero decían que vivían en Europa”.
La familia se desprendió de su único terreno y pagó 5.600 dólares a estos agentes. “Fueron a la embajada y volvieron con una visa en su pasaporte. Me sorprendió e impresionó la rapidez, porque conseguir una visa europea en Senegal no es fácil”. Los documentos son falsificados por los estafadores que alteran datos como la edad, para que los aspirantes puedan pasar los controles migratorios como mayores.
“Luego viajaron a Portugal. Mi hijo me llamó al mes, quejándose de que aún no había tenido ninguna prueba en un club y que vivía con un anciano en una casa pequeña. Dijo que sus agentes le entregaron unos papeles y lo dejaron tres días después de llegar. Eso fue en 2019. No volvimos a saber de él. No sabemos si sigue vivo. Estamos rezando”. El testimonio de Cheikhou fue recogido tres años después, en 2022.
A través de la historia de Amadou y Moussa, dos amigos de Mali, Diamantes Negros cuenta otro caso real: el de Alassane Diakite, que fue engañado cuando tenía 15 años. La mayoría de las víctimas tienen entre 13 y 21.
El film refleja en estos dos casos la trama compleja del engaño. Un engaño que primero se apropia de sus pertenencias, luego de sus sueños.