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Desaparecer

Con el endurecimiento de las políticas migratorias en los Estados Unidos el tránsito de personas migrantes a través de la selva del Darién se redujo considerablemente. Hoy, rescatistas intentan recuperar historias que quedaron en el camino.

Por Agustina Bordigoni

Desaparecer. En el interior de una selva, en el interior del interior. Primero, seguramente, desaparece ese ser que solíamos ser. Luego, ese ser que es lo que queda. Pero nadie se queda en la tierra por mucho más tiempo que el verdadero ser. O, al menos, no lo advierte.

Qué desaparece primero de ese ser que fuimos nadie lo sabe. En qué instante nos damos cuenta de que ya no seremos es uno de los grandes interrogantes del ser. Hay teorías –incomprobables, aunque con indicios– de lo que somos después de ser. Pero desaparecer para los otros seres es lo único certero.

A veces, incluso, alguien que todavía tiene mucho por ser quiere desaparecer. En otras ocasiones, alguien que desaparece todavía quiere ser.

Lo más duro es cuando, aun siendo, desaparecemos para los demás. Sin quererlo, sin buscarlo. Y es ahí cuando, o nos sentimos un número, o somos un número, o dejamos de ser. Porque todos somos, al final de cuentas, en base a un otro.

Desaparecer para el resto implica, también, que nos dejen de buscar. O que perdamos el nombre, las raíces desde las cuales somos. Pasamos a no ser para otros, mientras lo que queda del ser se consume en el olvido.

Lo cierto es que cada una de las personas que desaparece fue. Para alguien, para algo, en algún momento fue. Y es en eso en lo que deberíamos estar pensando: cuántas veces fuimos para alguien, cuántas veces fuimos para nosotros, cuántas veces somos para el mundo.

El endurecimiento de las políticas migratorias de los Estados Unidos y Panamá hizo que el tránsito de migrantes por la selva del Darién se redujera drásticamente en los últimos meses, señala un artículo de la BBC. “Autoridades y grupos humanitarios afirman que es difícil calcular el número de vidas que quedaron en el camino: algunos cuerpos han sido recuperados, pero muchos de los fallecidos fueron enterrados en la selva por los propios migrantes y otros quedaron abandonados a la intemperie”, explican. El objetivo, cuentan los rescatistas, es que las familias y seres queridos de esas personas sepan qué pasó con ellos.

Mientras tanto, el mundo va muy apurado cuando se trata de seres. No hay tiempo para contarlos, más que en cifras, más que en generalidades. Pero los seres no pueden generalizarse. Desaparecer sin dejar rastros es imposible.

Aldeaglobal 19 octubre, 2025

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