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Cinco cartas desde Gaza

Durante esta semana, Aldea Global reproducirá fragmentos de cartas escritas hace varios años en Gaza y recolectadas por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA). La crisis humanitaria actual es de dimensiones sin precedentes, pero de larga data.

El comisionado general de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA), Philippe Lazzarini, denunció que en Gaza las personas “no están vivas ni muertas, son cadáveres andantes”: uno de cada cinco niños está desnutrido y los casos aumentan cada día, agregó. Cientos murieron de hambre en las últimas semanas mientras miles de camiones cargados de alimentos y ayuda humanitaria esperaban en la frontera. Más de 100 ONG advirtieron sobre la hambruna masiva como arma de guerra. El gobierno de Israel anunció una “pausa táctica” que desde este domingo dejaría entrar parte de esa ayuda. La situación en Gaza, sin embargo, no es nueva. Esta semana, Aldea Global dedica cinco días a reproducir fragmentos de cartas desde Gaza: historias reales, escritos que recolecta, desde hace muchos años, la UNRWA.

Soñar un pequeño sueño (fragmento)

16 de julio de 2009

Najwa Sheikh Ahmed, refugiada palestina en el campo de Nuseirat

En el mundo que yo creo, olvido lo difícil y dura que es la vida en Gaza. Me encuentro viviendo en un lugar diferente donde escucho música. Me gusta especialmente la música clásica, es mi favorita, sana mi alma, mi mente, y me transporta a otros mundos. Mundos donde puedo soñar, donde puedo brillar, volar, donde todo es hermoso, y no hay señales de odio, ni de fealdad, ni siquiera de muerte.

En mi mundo, Gaza es libre. Ya no hay fronteras; no hay ocupación, no hay violencia. El sol brilla todo el tiempo, el mar está abierto y limpio, y el aire es fresco.

En mi mundo, nadie pide cupones de comida ni asistencia, y los niños juegan felices en grandes áreas verdes. Los niños pueden vivir su infancia, no tienen que trabajar en sus vacaciones para ayudar a sus familias, pueden jugar todo el tiempo, tener una casa limpia, recibir una educación digna y una vida normal.

En la Gaza de mi mundo, todo está limpio, hay agua disponible. Los hospitales están completamente equipados, el personal es eficiente y está bien capacitado, y los medicamentos están disponibles para todos, por lo que no hay que preocuparse por enfermarse.

La gente es feliz, puede hacer planes para su futuro y el de sus hijos como lo hacen las familias normales. Pueden hacerles promesas a sus hijos, promesas que pueden cumplir, promesas de una vida mejor, digna y feliz.

Ayer estaba barriendo el piso de mi casa cuando mi hijo Ahmed dijo:

—Mamá, imagina si la escoba funcionara como una goma de borrar; entonces todo lo que barres desaparecería.

Estaba riéndose y continuó:

—Si yo tuviera una, desearía borrar todos los tanques y el ruido de los aviones.

Entonces Mustafa, mi otro hijo, dijo:

—Yo desearía borrar todas las fronteras, para poder viajar libremente.

Escuchaba con atención sus deseos, que muestran cuán conscientes están los niños en Gaza de su entorno. Mis hijos hablan de lo que desean, pero no pueden crear un mundo real donde esos deseos se hagan realidad.

La gente de Gaza seguirá creando sus propios mundos de sueños, y dentro de un tiempo más comenzarán a perder toda conexión con las vidas reales que tienen, con la realidad. Cuando eso ocurra, tanto niños como adultos entrarán en un mundo de fantasía como refugio frente a la dura realidad que los rodea.

La pregunta es si serán capaces de reconectarse con la vida real o si elegirán vivir en sus mundos de sueños para siempre. Esa es una pregunta que no puedo responder.

Fuente: UNRWA – Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina. “Letters from Gaza”.

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