La migración también separó a madres e hijos. La Fundación para la Integración Cultural de Migrantes y Refugiados en Argentina (FICU) organizó la convocatoria Cartas de amor por Venezuela, una invitación a los venezolanos que viven en Argentina a dedicarles unas palabras al país y a los seres que dejaron. “En ti veo a Venezuela: para mí eres mi país, paciente y serena”, escribe Marycruz.
Elizabeth Cuenca dejó Perú tras la muerte de su madre, y llegó a la Argentina en 2010. Desde entonces se instaló de manera definitiva en el país y, junto a otras diez mujeres, lidera un proyecto productivo que brinda un mensaje poderoso a la sociedad toda.
Alejandra nació en 1918, para el fin de la Primera Guerra Mundial. Vivió completa la Segunda Guerra Mundial y logró escapar al final del último conflicto. Fue prisionera de guerra, refugiada, pero es –sobre todas las cosas– una persona que quiere vivir.
Gustavo migró por inseguridad y encontró una base segura en Merlo, San Luis. En los 20 años que lleva viviendo en la provincia, muchas cosas cambiaron.
Casi tres de cada diez personas de las que viven hoy en San Luis nacieron en otra provincia. La población de otros países es mayormente de países vecinos, con una presencia creciente de gente llegada desde Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela. La visibilidad de mujeres dentro de estos flujos es una transformación demográfica que cambió de forma marcada desde fines del siglo XX.
Un panorama de la migración local.
Un estudio de la Universidad Abierta Interamericana determinó que casi el 60% de las personas que viven en la capital del país se sienten estresadas y un tanto disgustadas por ese motivo.
Los planes de Sandra cambiaron después de enviudar. Pero unos meses después decidió emigrar por una promesa y formó pareja con un hombre 21 años mayor que ella.
La familia Bertolini migró desde Buenos Aires a San Luis en busca de tranquilidad.
¿Cuáles habrán sido los costos emocionales de la separación, la espera, y el reencuentro fallido? ¿Cómo se sostenían el amor y el compromiso a la distancia?, se pregunta una de las autoras de la primera edición de “Cuadernos del MUNTREF”. En sus páginas la historia de Rafaela, Domingo, Justina, y una condena por bigamia.
